Porque se generan mocos en la nariz

Costras nasales

Esta sustancia pegajosa forma parte del sistema inmunitario y su función es ayudar, explica Brian Button. Button estudia biofísica -la física de los seres vivos- en la Universidad de Carolina del Norte, en Chapel Hill. La mucosidad recubre todas las partes de nuestro cuerpo expuestas al aire pero no protegidas por la piel. Esto incluye la nariz, la boca, los pulmones, las zonas reproductoras, los ojos y el recto. “Todas están recubiertas de mucosidad para atrapar y eliminar las sustancias a las que estamos expuestos”, señala.

Esta sustancia pegajosa está formada por unas moléculas largas llamadas mucinas. Mezcladas con agua, las mucinas se unen para formar un gel pegajoso. Ese gel atrapa bacterias, virus, suciedad y polvo en su pegajoso abrazo. De hecho, el moco es la primera línea de defensa del pulmón contra los gérmenes, lo que explica por qué el pulmón produce tanta cantidad. Nuestros pulmones producen unos 100 mililitros de mucosidad al día, suficiente para llenar una cuarta parte de una lata de refresco de 12 onzas.

La mucosidad pulmonar se conoce como flema. Es más espesa y pegajosa que la de la nariz o la zona reproductiva. Pero toda nuestra mucosidad está hecha de mucinas, que según Button vienen en “diferentes sabores”. dice Button. Esos sabores son isoformas, proteínas que reciben instrucciones de los mismos genes para formarse pero que terminan con secuencias ligeramente diferentes. Las distintas isoformas producen mucosidades más o menos espesas.

Pólipos nasales

Mocos, mocos y mucosidades no suelen inspirar pensamientos agradables. Incluso la palabra “moco” asquea a la gente. A pesar de nuestras desagradables reacciones a esta sustancia viscosa, la mucosidad es un superhéroe en nuestra batalla por mantener un entorno interno saludable (nuestro microbioma) y por mantener el buen funcionamiento de nuestro organismo. En este recurso, aprenderás sobre el poderoso moco y utilizarás la baba como modelo para explorar algunas propiedades asombrosas de esta sustancia vital, aunque asquerosa.

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La mucosidad no es un producto de desecho ni el combustible de un estornudo. Incluso cuando nos sonamos la nariz, la mucosidad nos presta un valioso servicio. Tenemos mucosidad por todo el cuerpo: ojos, nariz, garganta, pulmones, tracto digestivo e incluso genitales. Se calcula que producimos medio litro de mucosidad al día, y sí, tragamos mucosidad todo el tiempo.

Una de las investigadoras que ha descubierto las asombrosas propiedades del moco es Katharina Ribbeck, bioquímica e investigadora principal del Laboratorio de Hidrogeles Biológicos del MIT. El grupo del laboratorio de Ribbeck ha demostrado que el moco puede interferir en el comportamiento bacteriano, impidiendo la comunicación con otras bacterias e incluso la adhesión a superficies. El moco también fomenta y alberga comunidades microbianas que ayudan a nuestro organismo de diversas maneras. Su trabajo ha demostrado que el moco cervical de las mujeres embarazadas puede utilizarse potencialmente como predictor del parto prematuro, en gran parte debido a sus propiedades físicas. ¡Vaya!

Mucosidad en las heces

Los mocos son mucosidades de la nariz y los esputos son mucosidades de las vías respiratorias. La producción de mucosidad es normal. Sin ella, la nariz y las vías respiratorias se secan y no funcionan correctamente. Pero a veces el cuerpo produce demasiada mucosidad, lo que causa problemas como obstrucción o goteo nasal y tos.

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Normalmente se producen entre 1 y 2 litros de mucosidad al día, pero si los senos paranasales u otras partes de las vías respiratorias superiores están inflamados, se puede producir el doble. La inflamación de las vías respiratorias superiores puede deberse al polvo, el humo, el polen, sustancias químicas o infecciones.

En el tejido superficial de estas vías respiratorias se produce mucosidad para mantenerlas húmedas, lo que facilita el paso del aire que respiramos. Las células desplazan la mucosidad hacia la garganta, donde se traga.

Cuando se tiene una infección, el cuerpo produce más mucosidad para atrapar y eliminar los gérmenes. Esto provoca un aumento de las ganas de toser y la expectoración de la mucosidad en forma de esputo. La tos también irrita las vías respiratorias inferiores y aumenta aún más la producción de mucosidad.

Tapón mucoso

La mucosidad es una sustancia gelatinosa y resbaladiza producida por las membranas mucosas. Recubre la boca, la nariz, la garganta, los senos paranasales, los pulmones y el tracto gastrointestinal. Está compuesta por un 95% de agua y una mezcla de glicoproteínas, proteoglicanos, lípidos, proteínas y ADN.

¿Para qué sirve? Para muchas cosas. La mucosidad actúa como lubricante y protege las fosas nasales y los senos paranasales, los pulmones y la garganta de la sequedad. También contiene anticuerpos y proteínas especiales que combaten los gérmenes. Incluso actúa como barrera y atrapa bacterias y alérgenos, como el polvo o la caspa de las mascotas, para evitar que enfermes. No es lo que esperabas, ¿verdad? Lo sentimos, no hemos podido resistirnos.

Una persona normal produce más de un litro de mucosidad al día. Cuando te encuentras bien, es probable que ni siquiera te des cuenta de que lo estás tragando constantemente (unas 38 onzas al día), pero cuando no te encuentras bien, toda esa mucosidad se hace mucho más notable.

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Las reacciones alérgicas y las infecciones respiratorias, como los resfriados, la gripe y las infecciones sinusales, pueden hacer que tu cuerpo produzca aún más mucosidad. Incluso algo tan simple como comer picante puede desencadenar un aumento de la producción de mucosidad y, si lo piensas, tiene sentido. La mucosidad protege al cuerpo de las amenazas externas, así que cuando el cuerpo experimenta algo fuera de lo normal, como alérgenos o picante extra, el cuerpo levanta sus defensas y aumenta la producción de mucosidad.