Violencia contra las mujeres
La denuncia por terceros es una forma alternativa de que las personas que han sufrido una agresión sexual presenten una denuncia formal, sin tener que acudir directamente a la policía ni iniciar una investigación penal. En lugar de ello, la denuncia es tomada y conservada por una organización comunitaria independiente de la policía. La organización comunitaria proporciona una copia redactada del informe al cuerpo de policía participante (redactada significa una copia con toda la información identificativa de la superviviente/víctima eliminada). Esto da un mayor control sobre el proceso a la superviviente: puede proporcionar información sobre la persona que cometió la agresión sexual y sobre el incidente en sí a la policía, pero sin tener que identificarse ni iniciar una investigación policial formal y un proceso de justicia penal hasta que esté preparada para hacerlo.
La policía no avanzará en la investigación a menos que el superviviente dé su permiso para iniciarla. En cualquier momento, la superviviente puede ponerse en contacto con el RNC o el Journey Project para iniciar una investigación policial formal sobre la agresión sexual. En ese momento, tendrá que hacer una nueva declaración a la policía.
Ciberviolencia
Con los cambios, las víctimas de malos tratos domésticos dispondrán de más tiempo para denunciar los incidentes de agresión común o lesiones contra ellas. En la actualidad, las acciones judiciales deben iniciarse en un plazo de seis meses desde la comisión del delito.
En lugar de ello, este requisito pasará a ser de seis meses a partir de la fecha en que se denuncie formalmente el incidente a la policía, con un plazo global de dos años a partir del delito para interponer una acción judicial. El maltrato doméstico suele denunciarse más tarde que otros delitos, por lo que esta medida garantizará que las víctimas tengan tiempo suficiente para buscar justicia y que los agresores respondan de sus actos.
Por otra parte, la toma de fotografías o grabaciones de vídeo no consentidas de madres lactantes se tipificará como delito específico punible con hasta dos años de cárcel. Cubre situaciones en las que el motivo es obtener gratificación sexual, o causar humillación, angustia o alarma. Una legislación similar introducida por el Gobierno en 2019 que penalizaba el “upskirting” ha dado lugar a más de 30 procesamientos desde que se convirtió en ley.
Violencia facilitada por las tic
La violencia de género está muy extendida: en la UE, más de la mitad de las mujeres (55 %) declaran haber sido objeto de acoso sexual desde los 15 años, y una de cada tres mujeres ha sido objeto de violencia física y/o sexual a lo largo de su vida, según el Informe de la Agencia de los Derechos Fundamentales de la UE, el mayor estudio de prevalencia realizado en la UE hasta la fecha (n = 42 000). Las consecuencias y los costes de la violencia per se, y de no gestionarla, son considerables a nivel individual, organizativo y social (Schneider et al. 1994; Martin-Storey & August 2016). Sin embargo, sigue sin denunciarse lo suficiente.
Las universidades y las organizaciones de investigación, en general, carecen de conocimientos y políticas suficientes sobre la violencia de género. Un informe reciente del Comité del Espacio Europeo de Investigación e Innovación ha mostrado claramente cómo ninguno de los Estados miembros de la UE ni de los países asociados dispone de conocimientos, infraestructuras, medidas y actividades suficientes para estimar la magnitud de la violencia de género, o para prevenir, proteger o perseguir plenamente la violencia de género en el mundo académico.
Violencia de terceros en la enfermería
Este problema no sólo es devastador para las supervivientes de la violencia y sus familias, sino que también conlleva importantes costes sociales y económicos. En algunos países, se calcula que la violencia contra las mujeres cuesta a los países hasta el 3,7% de su PIB, más del doble de lo que la mayoría de los gobiernos gastan en educación.
No abordar este problema también conlleva un importante coste para el futuro. Numerosos estudios han demostrado que los niños que crecen con violencia tienen más probabilidades de convertirse ellos mismos en supervivientes o autores de violencia en el futuro.
Una característica de la violencia de género es que no conoce fronteras sociales ni económicas y afecta a mujeres y niñas de todos los estratos socioeconómicos: este problema debe abordarse tanto en los países en desarrollo como en los desarrollados.
Disminuir la violencia contra las mujeres y las niñas requiere un enfoque comunitario y múltiple, y un compromiso sostenido con múltiples partes interesadas. Las iniciativas más eficaces abordan los factores de riesgo subyacentes a la violencia, incluidas las normas sociales relativas a los roles de género y la aceptabilidad de la violencia.