Maltrato doméstico social
Objetivo. Este estudio investiga si las agencias de violencia doméstica están situadas en zonas necesitadas. Investigaciones recientes indican que la desventaja económica de la comunidad es un factor de riesgo para la violencia de pareja, pero las cuestiones relacionadas con la ubicación geográfica de las agencias de servicios sociales no han sido investigadas.Métodos. Utilizando Connecticut como caso de estudio, analizamos la relación entre la ubicación de las agencias y los incidentes de violencia doméstica y agresiones denunciados por la policía utilizando la regresión OLS y corrigiendo la autocorrelación espacial.Resultados. La presencia de una agencia dentro de una ciudad no tiene relación con las tasas de violencia doméstica. Sin embargo, los patrones regionales son evidentes.Conclusión. Los resultados indican que los programas no están geográficamente desajustados con las necesidades, pero tampoco lo están los programas ubicados en ciudades con tasas más altas de incidentes o agresiones. Los futuros esfuerzos de investigación y planificación deberían tener en cuenta la ubicación geográfica de las agencias.
¿Cómo ayudan los trabajadores sociales a las víctimas de la violencia doméstica?
Junto con las Naciones Unidas y otros socios, la OCAH es coanfitriona de una conferencia internacional de promesas de contribuciones para reforzar los esfuerzos de lucha contra la violencia sexual y de género (VSG) en las crisis humanitarias. Organizada por Noruega, la conferencia también pretende recaudar fondos muy necesarios para garantizar que los socios humanitarios estén equipados para proporcionar la protección necesaria no sólo para asistir a los supervivientes de la violencia, sino también para prevenir tales actos mediante intervenciones ad hoc. La conferencia tendrá lugar en Oslo los días 23 y 24 de mayo.
La violencia de género (VG), a veces también denominada violencia sexual y de género (VSG), es cualquier acto nocivo de abuso sexual, físico, psicológico, mental y emocional que se perpetra contra la voluntad de una persona y que se basa en diferencias socialmente atribuidas (es decir, de género) entre hombres y mujeres.
En los conflictos, la violencia sexual y de género aumenta, a menudo de forma dramática. Los cuerpos de las mujeres se convierten en campos de batalla, y la violación se utiliza como táctica de guerra y terror para humillar, dominar o romper los lazos sociales y la identidad étnica. Las redes de apoyo y los servicios locales se desmoronan, y las instalaciones resultan dañadas y destruidas, con lo que las supervivientes de la violencia sexual y de género tienen que valerse por sí mismas.
Stop a la violencia familiar trabajo social
Los estudios sobre las conexiones entre la pobreza, la asistencia pública, el empleo y la violencia contra las mujeres han aumentado drásticamente en los últimos años, en parte impulsados por los cambios en la asistencia social aprobados en 1996 como Ley de Reconciliación de la Responsabilidad Personal y las Oportunidades de Trabajo (PRWORA). A pesar de la mayor atención prestada, esta investigación se encuentra todavía en sus primeras fases. En ella han participado diferentes muestras de mujeres y se han utilizado diversas formas de medir la violencia y sus repercusiones. Este documento ofrece un resumen sucinto de la investigación, centrándose en los aspectos que tienen implicaciones para los defensores y otras personas que trabajan con mujeres que reciben TANF (Asistencia Temporal para Familias Necesitadas), el programa establecido en virtud de la PRWORA.
Casi todos los estudios que han investigado la cuestión han revelado que más de la mitad de las mujeres que reciben asistencia social afirmaron haber sufrido abusos físicos (definidos como un continuo que va desde bofetadas o golpes hasta actos físicamente más lesivos) por parte de una pareja masculina en algún momento de su vida adulta. Cuando se ha preguntado a las mujeres que reciben asistencia social sobre los malos tratos de sus parejas masculinas en el último año, las tasas han oscilado entre el 9% y más del 23%. Las mujeres que reciben TANF y han sufrido malos tratos declaran tener problemas de salud física, depresión y trastorno de estrés postraumático en mayor proporción que las que no han sufrido malos tratos físicos; las que han sufrido malos tratos recientemente declaran tener estos síntomas en mayor proporción que las que sufrieron malos tratos en un pasado más lejano. Este patrón sugiere que estos efectos suelen disminuir con el tiempo.
¿Los trabajadores sociales denuncian la violencia doméstica?
El Programa Mundial Conjunto de las Naciones Unidas sobre Servicios Esenciales para Mujeres y Niñas Sujetas a Violencia, una asociación de ONU Mujeres, UNFPA, OMS, PNUD y ONUDD, tiene como objetivo proporcionar un mayor acceso a un conjunto coordinado de servicios multisectoriales esenciales y de calidad para todas las mujeres y niñas que han sufrido violencia de género. El Programa identifica los servicios esenciales que deben prestar los sectores de la salud, los servicios sociales, la policía y la justicia, así como las directrices para la coordinación de los servicios esenciales y la gobernanza de los procesos y mecanismos de coordinación. Se han identificado directrices de prestación de servicios para los elementos básicos de cada servicio esencial con el fin de garantizar la prestación de servicios de alta calidad, especialmente para los países de ingresos bajos y medios, para las mujeres y niñas que sufren violencia. En conjunto, estos elementos constituyen el “paquete de servicios esenciales”.