Cómo detener la violencia
Contenidos
La violencia contra las mujeres y las niñas o violencia de género (VG), ya sea en el hogar, en el lugar de trabajo, en los espacios públicos, en las escuelas o en las comunidades, es una de las violaciones de los derechos humanos más extendidas en todo el mundo. De media, 1 de cada 3 mujeres en el mundo sufre violencia física o sexual a lo largo de su vida, normalmente por parte de su pareja. Además de los efectos devastadores en la dignidad, la seguridad y el bienestar de las supervivientes, la violencia contra las mujeres también tiene un amplio coste social y económico en todas las sociedades, incluidos los costes de los servicios públicos, la pérdida de ingresos y la productividad.
Según las proyecciones de la ONU, cada tres meses que continúen las medidas de encierro, podrían esperarse 15 millones de casos adicionales de violencia de género en todo el mundo. En países como Argentina, Chipre y Singapur, las llamadas de emergencia por casos de violencia doméstica aumentaron entre un 25% y un 30% durante la primera oleada de encierros, mientras que en Sudáfrica se presentaron más de 2.000 denuncias por violencia de género ante el Servicio de Policía sudafricano en los primeros 7 días del encierro de ese país.
Consecuencias de la violencia de género
El ámbito de la investigación y la innovación (I+I) no es inmune a la violencia sexual y de género, pero este problema tiende a subestimarse en las organizaciones de investigación y en los organismos de financiación de la investigación. Hay pruebas de que la violencia de género y el acoso sexual están muy extendidos en las instituciones públicas y las universidades, pero esto no se basa en datos recogidos sistemáticamente. Por esta razón, la Comisión Europea ha apoyado iniciativas como UniSAFE para mejorar el conocimiento sobre la magnitud del problema y las formas de abordarlo. Los recientes análisis y revisiones realizados en el marco de los proyectos financiados por la UE sobre el cambio estructural, entre otros, muestran que es urgente actuar sobre este problema.
Todas las organizaciones están sujetas a las leyes y reglamentos nacionales o regionales pertinentes, y es probable que numerosas organizaciones cuenten con políticas de empleo vigentes que cubran la dignidad y el acoso en el trabajo. Las organizaciones pueden considerar suficiente tratar la violencia de género en el marco de las políticas y procedimientos existentes. Sin embargo, cada vez más, las instituciones consideran necesario crear estructuras dedicadas y/o emitir procedimientos e instrumentos específicos. En cualquier caso, la institución debe dejar claro que no tolera los abusos.
Cómo prevenir el feminicidio
Este problema no sólo es devastador para las supervivientes de la violencia y sus familias, sino que también conlleva importantes costes sociales y económicos. En algunos países, se calcula que la violencia contra las mujeres cuesta a los países hasta el 3,7% de su PIB, más del doble de lo que la mayoría de los gobiernos gastan en educación.
No abordar esta cuestión supone también un coste importante para el futuro. Numerosos estudios han demostrado que los niños que crecen en medio de la violencia tienen más probabilidades de convertirse ellos mismos en supervivientes o en agresores en el futuro.
Una de las características de la violencia de género es que no conoce fronteras sociales ni económicas y afecta a mujeres y niñas de todos los estratos socioeconómicos: este problema debe abordarse tanto en los países en desarrollo como en los desarrollados.
Disminuir la violencia contra las mujeres y las niñas requiere un enfoque comunitario y múltiple, así como un compromiso sostenido con las múltiples partes interesadas. Las iniciativas más eficaces abordan los factores de riesgo subyacentes a la violencia, incluidas las normas sociales relativas a los roles de género y la aceptación de la violencia.
Tipos de violencia de género
En cada uno de los tres lugares de los dos países detallados anteriormente, los asistentes de investigación locales capacitados reclutaron y dieron su consentimiento a 200 miembros de la comunidad (mayores de 15 años) para completar la Escala de Normas Sociales y Creencias sobre la Violencia de Género. El marco de muestreo se estratificó por grupos de edad (15-18, 19-24, 25-45, 46+ años) y sexo con un objetivo de 25 personas por combinación de grupo de edad/sexo. Tal y como sugirieron los equipos del país, los AR masculinos reclutaron y entrevistaron a miembros masculinos de la comunidad y las AR femeninas reclutaron y entrevistaron a miembros femeninos de la comunidad. Cada AR reclutó a participantes de todos los grupos de edad. La AR partía de un punto central determinado por el coordinador de la investigación cada mañana. El AR se ponía en contacto con una de cada tres casas/viviendas contando a ambos lados de la calle/camino. Si no había nadie en casa, la persona no estaba dispuesta a participar o la persona no coincidía con el objetivo del muestreo en cuanto a sexo/edad, el AR iba a la siguiente casa/vivienda. Una vez que un AR identificaba y daba su consentimiento a un participante elegible en el hogar y completaba la escala, el AR iniciaba el proceso para identificar al siguiente participante elegible yendo a la siguiente tercera casa/vivienda en la calle/camino. Sólo un miembro elegible del hogar completó la escala.