Estadísticas de violencia de género
En las décadas de 1990 y 2000, la presión de los movimientos feministas y sus aliados consiguió que decenas de estados reformaran sus leyes para prevenir y castigar la violencia contra las mujeres (VCM). Sin embargo, incluso en los estados con una legislación progresista, las activistas se enfrentan a los retos de inducir a los ciudadanos a cumplir la ley, obligar a las autoridades estatales a hacerla cumplir y garantizar la asignación adecuada de recursos para los servicios de apoyo social. En este ensayo, hacemos un balance de los avances legislativos relacionados con la violencia contra la mujer en todo el mundo, centrándonos en la variación de los enfoques hacia la violencia de pareja y el acoso sexual. Analizamos los esfuerzos para alinear el comportamiento con la legislación progresista, y terminamos con un debate sobre el equilibrio que los activistas deben alcanzar entre la lucha agresiva contra la VCM con las dimensiones de apoyo carcelario y social del poder del Estado, al tiempo que se ejerce cierta moderación para evitar los efectos potencialmente contraproducentes de la acción estatal.
Mala Htun es profesora de Ciencias Políticas, subdirectora y coinvestigadora principal de ADVANCE en la UNM, y asesora especial para la inclusión y el clima en la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Nuevo México. Es autora de The Logics of Gender Justice: State Action on Women’s Rights around the World (con S. Laurel Weldon, 2018), Inclusion without Representation: Cuotas de género y reservas étnicas en América Latina (2016), y Sexo y Estado: Aborto, divorcio y familia en las dictaduras y democracias latinoamericanas (2003).
Autodefensa masculina contra la mujer
La violencia contra las mujeres (VCM), también conocida como violencia de género[1][2] y violencia sexual y de género (VSG),[3] son actos violentos cometidos principal o exclusivamente contra mujeres o niñas. Esta violencia se considera a menudo una forma de delito de odio,[4] cometida contra mujeres o niñas específicamente por ser mujeres, y puede adoptar muchas formas.
La violencia contra las mujeres tiene una historia muy larga, aunque los incidentes y la intensidad de dicha violencia han variado a lo largo del tiempo e incluso hoy en día varían entre las sociedades. Dicha violencia suele considerarse un mecanismo de sometimiento de la mujer, ya sea en la sociedad en general o en una relación interpersonal. Dicha violencia puede surgir de un sentimiento de derecho, superioridad, misoginia o actitudes similares en el agresor o de su naturaleza violenta, especialmente contra las mujeres.
La Declaración de las Naciones Unidas sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer afirma que “la violencia contra la mujer es una manifestación de las relaciones de poder históricamente desiguales entre el hombre y la mujer” y que “la violencia contra la mujer es uno de los mecanismos sociales cruciales por los que la mujer se ve obligada a ocupar una posición subordinada con respecto al hombre”[5].
Estadísticas de violencia de género por países
Nagah practicó la Mutilación Genital Femenina (MGF) en Egipto durante 17 años hasta que conoció de primera mano el devastador impacto que puede tener en la vida de las niñas. Está ayudando a las familias rurales a conocer los hechos y a cambiar sus actitudes para ayudar a poner fin a esta práctica.
En Hanoi, Nu*, una estudiante de noveno grado ganó confianza en sí misma gracias a las sesiones de asesoramiento después de haber sido acosada. “Ahora me siento segura de mí misma. Ya no pienso en abandonar la escuela. Les digo a mis amigos que si alguna vez tienen problemas, hablen con el consejero escolar”, dijo.
En Guinea Bissau, los líderes religiosos, los profesionales de la medicina y los ex practicantes se están uniendo para poner fin a la MGF, que en algunas regiones afecta hasta al 93% de las mujeres. Ahora, las niñas de la comunidad se están empoderando para luchar contra esta dañina tradición.
Por ejemplo, en nuestro reciente informe, jóvenes de España, Uganda y Colombia identificaron la oportunidad de utilizar las redes sociales y los medios de comunicación para promover la igualdad de género y los derechos de las niñas para hacer frente a los comportamientos aceptados que permiten que florezca la violencia de género.
Día internacional contra la violencia de género
El coronavirus ha devastado los esfuerzos para prevenir y responder a esta crisis y ha catalizado una explosión en el número de casos a nivel mundial. Sin embargo, sólo unos pocos gobiernos han actuado con la suficiente seriedad para hacer frente a la pandemia de la violencia de género.
Este año, el mundo celebra el 30º aniversario de la campaña de los 16 Días de activismo contra la violencia de género, una oportunidad para celebrar los progresos realizados y pedir a los gobiernos e instituciones internacionales que renueven sus esfuerzos.
Mientras los gobiernos animaban a los ciudadanos a permanecer “seguros” en casa, se olvidaban de considerar lo que eso podría significar para las mujeres y las niñas confinadas con sus agresores. La pandemia puso al descubierto lo que durante mucho tiempo ha sido un secreto a voces: que el hogar no es un lugar seguro para las mujeres.
Los servicios se volvieron más difíciles de alcanzar, ya que muchas personas asumieron que estaban cerrados, se mantuvieron alejadas por miedo a la infección o no pudieron pedir ayuda debido a que sus agresores estaban en casa todo el día, vigilando su uso del teléfono y de Internet.
Fuera de sus hogares, las mujeres se veían obligadas regularmente a desobedecer los toques de queda, los encierros o las órdenes de permanecer en casa debido a su necesidad de ganarse la vida, de encontrar comida y agua para sus hogares, o de realizar el trabajo de cuidados que la sociedad espera de ellas de forma desproporcionada y que también aumentó durante la pandemia. Sin más remedio que seguir trabajando, se enfrentaron al acoso y la brutalidad de las autoridades policiales y militares que aplicaban las medidas de control del coronavirus.