Razones de la desigualdad de género
Estas diferencias no se han reflejado con exactitud en el campo de la medicina. La salud de la mujer se ha considerado con demasiada frecuencia un área de nicho, a pesar de que afecta aproximadamente al 50% de la población mundial.
Lo que sí sabemos es que ser mujer nos expone a un mayor riesgo de padecer algunas de las afecciones más difíciles. Las enfermedades autoinmunes, por ejemplo, afectan aproximadamente al 8% de la población mundial, pero el 78% de los afectados son mujeres.
Las mujeres tienen tres veces más probabilidades que los hombres de desarrollar artritis reumatoide y cuatro veces más de ser diagnosticadas de esclerosis múltiple, una enfermedad autoinmune que ataca el sistema nervioso central.
Las mujeres constituyen dos tercios de los enfermos de Alzheimer y tienen tres veces más probabilidades de sufrir un infarto que los hombres. Las mujeres tienen al menos el doble de probabilidades de sufrir dolencias crónicas como fibromialgia, síndrome de fatiga crónica y enfermedad de Lyme crónica.
Las cardiopatías son otro ejemplo en el que el sexo -o quizá el sexismo- sigue siendo un factor muy determinante. Las mujeres tienen menos probabilidades de experimentar los síntomas “clásicos” de un infarto, síntomas que se descubrieron en investigaciones dirigidas por hombres, en las que la mayoría de los participantes eran varones.
Feminismo medicina de género y más allá un análisis feminista de la medicina de género
Gunilla Risberg.Información adicionalIntereses contrapuestosLas autoras declaran no tener intereses contrapuestos.Contribuciones de las autorasLas tres autoras contribuyeron a la concepción, diseño y análisis de este artículo. GR redactado el artículo y KH y EEJ revisado críticamente el artículo de contenido intelectual importante. Todos los autores leyeron y aprobaron el manuscrito final.Archivos originales de los autores para las imágenesA continuación se muestran los enlaces a los archivos originales de los autores para las imágenes.Archivo original de los autores para la figura 1Archivo original de los autores para la figura 2Archivo original de los autores para la figura 3Derechos y permisos
Este artículo se publica bajo licencia de BioMed Central Ltd. Se trata de un artículo de acceso abierto distribuido bajo los términos de la Licencia de Atribución Creative Commons (http://creativecommons.org/licenses/by/2.0), que permite su uso, distribución y reproducción sin restricciones en cualquier medio, siempre que se cite adecuadamente la obra original.
Int J Equity Health 8, 28 (2009). https://doi.org/10.1186/1475-9276-8-28Download citationCompartir este artículoCualquier persona con la que compartas el siguiente enlace podrá leer este contenido:Get shareable linkSorry, a shareable link is not currently available for this article.Copy to clipboard
Medicina de género: sus raíces históricas
El diagnóstico con sesgo de género es la idea de que el diagnóstico médico y psicológico está influido por el sexo del paciente. Varios estudios han hallado pruebas de diagnósticos diferenciales en pacientes con dolencias similares pero de distinto sexo[1]. Las pacientes sufren discriminación por la denegación de tratamiento o la clasificación errónea del diagnóstico al no ser tomadas en serio debido a los estereotipos y los prejuicios de género. Según la medicina tradicional, la mayoría de estos estudios médicos se realizaban en hombres, por lo que se pasaban por alto muchas cuestiones relacionadas con la salud de la mujer. Este tema por sí solo suscitó controversia y puso en tela de juicio la norma médica de nuestro tiempo. En los últimos años, los medios de comunicación populares han sacado a la luz la cuestión de los prejuicios sexistas[2][3][4][5]. Las investigaciones sobre enfermedades que afectaban más a las mujeres recibían menos financiación que las que afectaban por igual a hombres y mujeres[6].
Los primeros indicios de diagnósticos sesgados en función del género se encuentran en el diagnóstico desproporcionado de histeria en las mujeres, hace ya 4000 años[7]. La histeria se definía anteriormente como un exceso de emociones, adaptado del término griego “Hystera”, que significa “útero errante”[8]. Estos términos se derivaban de las asociaciones mente-cuerpo en las que el útero afectaba a la salud general de las mujeres, sobre todo emocional y mentalmente[9]. En el ámbito médico, esta histeria se traducía en una exageración de los síntomas y las dolencias. Debido a que los roles de género tradicionales suelen situar a las mujeres en una posición subordinada en comparación con los hombres, la industria médica ha estado históricamente dominada por los hombres[10], lo que ha provocado diagnósticos erróneos en las mujeres debido al gran número de trabajadores masculinos de la industria que se aferran a creencias relacionadas con los estereotipos de género. Estos roles y prejuicios de género también pueden haber contribuido a que el dolor asociado a experiencias propias de las mujeres, como el parto y la menstruación, se desestimara o maltratara.
Brecha de género en la investigación médica
IntroducciónLas mujeres están infrarrepresentadas en la cirugía.1 2 La situación es peor en los puestos directivos y académicos.3 4 Las cirujanas también cobran menos de media que sus colegas masculinos.5 Las investigaciones sobre las causas de la infrarrepresentación y el bajo estatus de las mujeres han identificado una serie de factores macroscópicos. Entre ellos se encuentran el equilibrio vital, la carga de trabajo y los derechos de permiso parental; la disponibilidad de modelos de conducta y mentores; y el impacto de la discriminación y el acoso sexuales.6-10 Sin embargo, trabajos recientes sobre la infrarrepresentación de las mujeres en otros campos revelan que factores sutiles como los prejuicios implícitos también son significativos.11-15 Los prejuicios implícitos son prejuicios de los que las personas no son conscientes o que no pueden controlar conscientemente.16 Otra forma de prejuicio sutil es la injusticia epistémica. La injusticia epistémica se produce cuando los estereotipos distorsionan injustamente los juicios sobre la experiencia de una persona.17 18 Los estereotipos pueden afectar a la credibilidad, la confianza y la autoridad, aspectos esenciales en la relación entre los cirujanos y sus pacientes y colegas. Ninguna investigación previa sobre la carrera quirúrgica de las mujeres ha explorado el papel de la injusticia epistémica, y pocos estudios han prestado atención al impacto de los prejuicios implícitos.3 19