Estereotipos de género comunes
“Los prejuicios sexistas causan daños en todo el mundo… Están en la base de las costumbres sociales que mantienen a las mujeres por debajo de sus posibilidades”, Melinda Gates. El sesgo de género se encuentra sobre todo en la educación cultural y en la economía. No sólo oprime a nuestras mujeres, sino también a nuestros hombres. La gente debería prestar atención y denunciar los prejuicios de género en los factores sociales y culturales para erradicar las suposiciones y generalizaciones erróneas porque perjudican a nuestra sociedad en su conjunto y obstaculizan nuestro desarrollo como comunidad y como cultura.
A menudo existe un concepto erróneo entre prejuicio de género y sexismo. El sexismo se define como la inferioridad de un sexo (normalmente femenino) basada en la supuesta superioridad del otro sexo, o una ideología que define a las mujeres como menores que los hombres. También se basa en diferencias biológicas que consisten en características sexuales primarias o secundarias. El sesgo de género se basa en expectativas y roles construidos socialmente y es más inclusivo, ya que incluye prejuicios y discriminación y tanto a hombres como a mujeres. Se centra en el género más que en el sexo. Un ejemplo de sexismo sería la desigualdad en el código de vestimenta de hombres y mujeres. Un ejemplo de prejuicio sexista sería hacer suposiciones basadas en la ocupación, como asumir que un profesor o una enfermera son mujeres.
Desigualdad de género
Un ejemplo concreto de sesgo implícito en la educación es la conducta de un profesor hacia los alumnos varones frente a las alumnas a la hora de imponer medidas disciplinarias. El prejuicio implícito de que los chicos son más revoltosos y se portan peor por naturaleza puede dar lugar a que se castigue más duramente a las alumnas por comportamientos similares.
Los prejuicios implícitos afectan a la educación al influir en el trato que reciben los alumnos de distintos grupos. Los prejuicios inconscientes pueden dar lugar a que los alumnos de grupos marginados se vean sometidos a normas de rendimiento desiguales en las aulas, a políticas disciplinarias más severas o a la alienación en las aulas por su falta de comprensión cultural específica.
La superación de los prejuicios implícitos en el aula puede perseguirse mediante un trabajo personal y profesional iterativo y a largo plazo. Mediante ejercicios de aprendizaje, reflexivos y revisionistas, los profesionales de la educación y sus compañeros pueden trabajar para reconocer sus prejuicios, mitigarlos en el entorno escolar y reimaginar el funcionamiento de la escuela en su conjunto.
Prejuicios de género en la educación pdf
La diversidad de género ha empezado a imponerse como norma en la sociedad moderna, desafiando la visión binaria convencional. A medida que un mundo más divergente acoge la libertad de cada individuo a la hora de identificarse -ya sea como hombre, mujer o LGBTQ-, los valores sociales establecidos desde hace tiempo se han ido trastocando cada vez más.
Las cuestiones de género siempre se han presentado a lo largo del progreso de la civilización humana. Se está de acuerdo en que la principal herramienta de desarrollo del ser humano -la educación- debe centrarse en el intelecto interior más que en otros factores como los rasgos físicos o las sexualidades. Sin embargo, según varios investigadores, el sistema educativo actual sigue reproduciendo el concepto de binario sexual, agravando la desigualdad y bloqueando el verdadero potencial de superación del ser humano.
Más educación no siempre equivale a menos desigualdad. Un estudio realizado en 1984 por Mary R. Jackman y Michael J. Muha, titulado Education and Intergroup Attitudes: ¿Ilustración moral, compromiso democrático superficial o refinamiento ideológico?, concluyó que la educación retenía el refuerzo positivo al individualismo. Por lo tanto, los individuos del sistema educativo pensarían que la distribución de la igualdad sólo significa la distribución de la igualdad de acceso. Creían que sería justo dar a todos las mismas oportunidades educativas. Si después rendían bien o mal, eso dependería de las capacidades de cada persona. En consecuencia, se ignoraba una distribución equitativa de los recursos, la discriminación o varios otros factores que contribuían a la desigualdad tanto en el sistema educativo como en la sociedad en su conjunto.
Brecha educativa de género
Las diferencias de género en la educación son un tipo de discriminación sexual en el sistema educativo que afecta tanto a hombres como a mujeres durante y después de sus experiencias educativas.[1] Los hombres tienen más probabilidades de estar alfabetizados de media mundial, aunque en muchos países se registran puntuaciones de alfabetización más altas entre las mujeres.[2] Hombres y mujeres se encuentran con diferencias de género a la hora de alcanzar sus objetivos educativos. Aunque hombres y mujeres pueden tener el mismo nivel educativo, a las mujeres les resulta más difícil acceder a puestos directivos superiores, y las preocupaciones laborales y financieras futuras pueden intensificarse[3][4] Los hombres tendían a recibir más educación que las mujeres en el pasado, pero la brecha de género en la educación se ha invertido en las últimas décadas en la mayoría de los países occidentales y en muchos países no occidentales[5].
Según la UNESCO, las desigualdades de género en la educación en todo el mundo vienen determinadas principalmente por “la pobreza, el aislamiento geográfico, la condición de minoría, la discapacidad, el matrimonio precoz, el embarazo y la violencia de género”[6]. Sólo en Norteamérica, Latinoamérica y el Caribe las niñas tienen tantas o más probabilidades de ir a la escuela que los niños. En el resto del mundo, hay más niñas que niños sin escolarizar y “las mujeres constituyen dos tercios de los 750 millones de adultos que carecen de conocimientos básicos de lectura y escritura”[6] Las diferencias entre las tasas de escolarización de niñas y niños son mayores en Oriente Medio y en el África subsahariana.