Términos neutros de género
“Quería que fueran quienes quisieran ser. No quiero decidir eso por ellos”, dice Martenson, que tenía 30 años y vivía en su ciudad natal, Estocolmo, cuando tuvo su primer hijo. “[Es] igual que no quiero decidir lo que van a hacer de mayores, o a quién deciden amar o vivir”.
De niña, Martenson se había criado principalmente dentro de las normas de género estereotipadas, como que le dieran pertenencias y vestidos rosas para vestir. Pero al final de su adolescencia, dice que “descubrió el feminismo” y empezó a cuestionar las normas de género. Por eso, cuando fue madre, optó por comprarle a su propia hija una amplia gama de ropa y regalos, desde trenes hasta muñecas, dándole libertad para elegir cuál quería usar cada día.
Esperaba que su estilo de crianza ayudara a su hijo a sentirse más cómodo explorando una serie de aficiones y estudios, en lugar de empujarlo hacia actividades más estereotipadas por el género. También creía que criar a un niño sin género facilitaría las cosas si con el tiempo se identificaba como un género diferente al de su sexo asignado al nacer, y les ayudaría a aceptar a otras personas que no se adhieren al binario de género u otras normas sociales. “Les dejo ser cualquier cosa… y les enseño a no ser tan estrechos de miras”, dice.
Dejo que mi hijo cree su propio género
Los adultos pueden practicar la normalización de los pronombres con los niños presentando sus pronombres personales a los demás. Puede ser tan sencillo como decir su nombre “y puedes referirte a mí como” antes de decir sus pronombres.
Como profesora transgénero, hice la transición social mientras enseñaba en el aula. La transición social es un proceso que una persona transgénero puede elegir para empezar a vivir en su género y no en el asignado al nacer. Esto puede hacerse cambiando el nombre, el pronombre o la expresión de género.
Comencé el proceso de cambiar mi nombre y pronombres mientras daba clases a niños de 4 y 5 años. Naturalmente, tenían preguntas sobre este cambio. Después de leer un libro sobre los pronombres y de tener una conversación sobre cómo podemos respetar a alguien utilizando sus pronombres correctos, supe que tendría que estar preparada para responder a sus preguntas de una manera apropiada para su desarrollo.
Les dije que me gustaría llamarme Ysidro y que ahora utilizo los pronombres él/ella. Los niños me preguntaron cosas como: “¿Por qué quieres ser un chico?” y “¿Y si nos olvidamos de tu nuevo nombre y pronombres?”. Les contesté que así es como lo siento en mi corazón, y les aseguré que esto va a ser un cambio para todos nosotros y que llevará práctica.
¿Es bella una palabra de género?
El inglés ha cambiado desde que se escribió la Declaración de Independencia. La mayoría de los lectores ya no entienden la palabra “hombre” como sinónimo de “persona”, por lo que una comunicación clara requiere que los escritores sean más precisos. Y el uso de un lenguaje neutro en cuanto al género se ha convertido en una práctica habitual tanto en la escritura periodística como en la académica, como verás si consultas los manuales de estilo de las distintas disciplinas académicas (APA, MLA y Chicago, por ejemplo).
Abordar las referencias de género en tus escritos puede ser un reto, sobre todo porque no existe (y puede que nunca exista) un conjunto de directrices concretas universalmente acordadas en las que basar tus decisiones. Pero hay una serie de estrategias diferentes que puedes “mezclar y combinar” según sea necesario.
“Man” y las palabras que terminan en “-man” son los sustantivos de género más utilizados en inglés. Estas palabras son fáciles de detectar y de sustituir por un lenguaje más neutro, incluso en contextos en los que muchos lectores esperan el sustantivo de género. Por ejemplo, los guionistas de Star Trek que desarrollaron material para los espectadores contemporáneos pudieron crear una versión más inclusiva de la famosa frase “donde ningún hombre ha ido antes” sin perder su agradable ritmo: los exploradores de Star Trek se aventuran ahora “donde nadie ha ido antes”.
Lenguaje inclusivo de género
Tanto los niños como los adultos procesan el habla de forma incremental, haciendo uso de lo que han oído para anticipar las terminaciones de las palabras y las frases (por ejemplo, Marslen-Wilson, 1987; Bates et al., 1996; Friederici y Jacobsen, 1999; Fernald et al., 2001). Incluso los niños de 2 años pueden identificar referentes de palabras familiares con sólo una información parcial de la palabra (Fernald et al., 2001; Fernald y Hurtado, 2006). El presente estudio examina la comprensión incremental del lenguaje hablado en niños bilingües español-inglés en edad escolar.
En muchas lenguas, como el español, los sustantivos tienen asignado un género gramatical. Por ejemplo, el tomate en francés (la tomate) es femenino mientras que en español (el tomate) e italiano (il pomodoro) es masculino. Los alumnos utilizan claves fonológicas, semánticas y morfológicas para asignar los sustantivos a las clases de género (Karmiloff-Smith, 1979; Pérez-Pereira, 1991). En español, los artículos definidos son dos de las palabras más frecuentes en español. La frecuencia logarítmica para el es de 4,50 y para la es de 4,63 (con una frecuencia logarítmica máxima de 4,85 en EsPal, una base de datos léxica del español; Duchon et al., 2013). Los artículos son casi siempre obligatorios en una frase nominal, pero como monosílabos no acentuados, tienen una baja saliencia (Mariscal, 2009).