Todas las enfermedades infecciosas generan inmunidad permanente

Inmunidad pasiva

ResumenLa memoria inmunitaria es una característica definitoria del sistema inmunitario adquirido, pero la activación del sistema inmunitario innato también puede dar lugar a una mayor capacidad de respuesta a desencadenantes posteriores. Este proceso se ha denominado “inmunidad entrenada”, una memoria inmunitaria innata de facto. Las investigaciones de la última década han señalado los amplios beneficios de la inmunidad entrenada para la defensa del huésped, pero también han sugerido resultados potencialmente perjudiciales en enfermedades inflamatorias crónicas e inmunomediadas. Aquí definimos la “inmunidad entrenada” como un proceso biológico y analizamos los estímulos innatos y los acontecimientos de reprogramación epigenética y metabólica que conforman la inducción de la inmunidad entrenada.

(PRR). Se trata de receptores codificados en la línea germinal que reconocen patrones moleculares asociados a patógenos -estructuras evolutivamente conservadas asociadas a patógenos como virus, bacterias, hongos y parásitos- y patrones moleculares asociados a daños, expuestos en tejidos dañados del huésped. Existen cuatro familias principales de PRR: los receptores tipo Toll, los receptores tipo NOD, los receptores de lectina tipo C y los receptores tipo RIG1. La interacción de los patrones moleculares asociados a patógenos con los receptores de reconocimiento de patrones media el reconocimiento de patógenos y desencadena la inflamación.

Inmunidad natural

La función del sistema inmunitario es proteger al organismo de las infecciones. Reconoce invasores como bacterias, virus y hongos, así como células anormales. Organiza una respuesta inmunitaria para ayudar al organismo a combatir la invasión.

Cuando los microbios dañinos (partículas diminutas) entran e invaden el cuerpo, éste produce glóbulos blancos para combatir la infección. Los glóbulos blancos identifican el microbio, producen anticuerpos para combatirlo y ayudan a que se produzcan otras respuestas inmunitarias. También “recuerdan” el ataque.

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Así funcionan las vacunas. Las vacunas exponen el sistema inmunitario a un microbio muerto o debilitado, o a las proteínas de un microbio, para que el organismo sea capaz de reconocer y responder muy rápidamente a cualquier exposición futura al mismo microbio.

En el sistema inmunitario intervienen muchas partes del cuerpo. Cada una de ellas desempeña un papel en el reconocimiento de microbios extraños, la comunicación con otras partes del cuerpo y la lucha contra la infección. Las partes del sistema inmunitario son:

La falta de actividad del sistema inmunitario, o inmunodeficiencia, puede aumentar el riesgo de infección. Se puede nacer con una inmunodeficiencia (lo que se conoce como inmunodeficiencia primaria, IDP), o adquirirla por un tratamiento médico u otra enfermedad (lo que se conoce como inmunodeficiencia secundaria).

Respuesta inmunitaria a las enfermedades infecciosas pdf

Las personas dependen más de la inmunidad activa que de la pasiva. La inmunidad activa la crea nuestro propio sistema inmunitario cuando nos exponemos a un agente potencialmente patógeno. La mayoría de las veces, estamos expuestos a estos patógenos potenciales de forma natural a lo largo de nuestro día: en el aire que respiramos, los alimentos que comemos y las cosas que tocamos. Por suerte, la mayoría de estas exposiciones son a agentes que no provocarán enfermedades, ya sea porque son inofensivos o porque nuestro sistema inmunitario trabaja para neutralizarlos.

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Además de “combatir” estos agentes patógenos, la inmunidad activa es importante porque dura mucho tiempo en forma de memoria inmunológica. La memoria inmunológica consiste en células B y T que pueden reconocer un patógeno concreto (véase “Sistema inmunitario adaptativo”). Estas células circulan a niveles bajos en nuestro organismo y, si se “activan” al reconocer ese patógeno en su recorrido, rápidamente empiezan a multiplicarse y a enviar señales a otros elementos del sistema inmunitario para que también se activen. Las células de memoria son cruciales por dos razones. En primer lugar, permiten a nuestro sistema inmunitario responder con rapidez. En segundo lugar, son específicas para el patógeno, por lo que la respuesta inmunitaria está lista en el momento en que se encuentra el patógeno (véase “Memoria inmunológica”).

Inmunidad activa

La inmunidad a una enfermedad se consigue mediante la presencia de anticuerpos contra esa enfermedad en el organismo de una persona. Los anticuerpos son proteínas producidas por el organismo para neutralizar o destruir toxinas u organismos portadores de enfermedades. Los anticuerpos son específicos de cada enfermedad. Por ejemplo, el anticuerpo contra el sarampión protegerá a una persona expuesta a la enfermedad del sarampión, pero no tendrá ningún efecto si está expuesta a las paperas.

La inmunidad activa se produce cuando la exposición a un organismo patógeno hace que el sistema inmunitario produzca anticuerpos contra esa enfermedad. La inmunidad activa puede adquirirse a través de la inmunidad natural o de la inmunidad inducida por la vacuna.

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En cualquier caso, si una persona inmune entra en contacto con esa enfermedad en el futuro, su sistema inmunitario la reconocerá y producirá inmediatamente los anticuerpos necesarios para combatirla. La inmunidad activa es duradera, y a veces de por vida.

La principal ventaja de la inmunidad pasiva es que la protección es inmediata, mientras que la inmunidad activa tarda tiempo (normalmente varias semanas) en desarrollarse. Sin embargo, la inmunidad pasiva sólo dura unas semanas o meses. Sólo la inmunidad activa es duradera.