[sintaxis] introducción y glosa
Los supuestos de base presentados en el capítulo introductorio del libro dan cohesión a situaciones dispares de adquisición fonológica: la adquisición de la primera lengua en niños, el desarrollo de criollos y las lenguas en contacto. Dado que estos contextos suponen la coexistencia de múltiples variedades lingüísticas, el repertorio fonológico que evoluciona en los casos concretos estudiados puede interpretarse como ejemplos de la emergencia de lo no marcado. Eduardo D. Faingold se basa en el concepto de universales fonológicos (y de marcación) estudiado por Joseph H. Greenberg y sus predecesores. La historia del concepto de marcación, que se presenta en el capítulo 2, comienza con los trabajos de Nikolai S. Trubetzkoy y Roman Jakobson, y continúa en los fundamentos teóricos de la fonología generativa.
Los datos utilizados en este estudio incluyen fichas recopiladas por el autor a partir de observaciones de la adquisición del lenguaje (español argentino y portugués brasileño) de su hijo y su sobrina, así como estudios publicados sobre la adquisición de la fonología en español y portugués como primeras lenguas. Los datos relativos a la fonología adulta (criollos y lenguas en contacto) proceden de estudios sincrónicos y diacrónicos de lenguas criollas como el papiamento y el palenquero, así como de variedades de judeo-ibero-romance y fronterizo.
[introducción a la lingüística] reglas de estructura de las frases, especificadores
La fonología generativa es un subcampo de la lingüística que se ocupa de la organización sistemática de los patrones sonoros en el lenguaje humano. Se ocupa de la formulación de reglas que describen la estructura de las lenguas y de la representación de estas reglas en modelos formales.
La fonología generativa tiene sus raíces en la lingüística estructural, que se desarrolló a mediados del siglo XX. En la fonología generativa, estas ideas anteriores se ampliaron y perfeccionaron para dar cuenta de los hallazgos más recientes de la lingüística, incluidos fenómenos como la entonación y la variación del habla. Uno de los principales objetivos de la fonología generativa es desarrollar un modelo del tracto vocal humano que pueda dar cuenta de todos los posibles sonidos del habla en todas las lenguas; este modelo proporcionaría un conjunto de reglas para predecir cómo podría pronunciarse cualquier combinación de sonidos, independientemente de la lengua que se hable. Entre las muchas aplicaciones de la fonología generativa, hay dos de especial interés: Reducir la ambigüedad en la comprensión del lenguaje. Mediante el uso de la fonología generativa para modelar los sistemas de sonido de las lenguas naturales, los lingüistas pueden desarrollar reglas que ayuden a predecir cómo se pronunciará una palabra; esto puede ser especialmente útil para los estudiantes de segundas lenguas, que pueden tener dificultades para entender un texto si contiene palabras pronunciadas de forma diferente a la que esperan basándose en su conocimiento de la ortografía de la lengua; mejorar la tecnología de reconocimiento del habla. Los modelos de fonología generativa han ayudado mucho al desarrollo de algoritmos de reconocimiento del habla.
[reglas silábicas
La fonología generativa es una rama de la lingüística generativa que determina el conjunto de reglas subyacentes que rigen la pronunciación de las palabras en la lengua materna de una persona. En general, la lingüística generativa se refiere a la teoría de que todo el lenguaje humano se genera a partir de estructuras lingüísticas que se incorporan al cerebro al nacer. A medida que una persona adquiere su lengua materna, se activan las estructuras que se aplican a esa lengua concreta. Según la teoría de la fonología generativa, la persona también adquiere ciertas reglas sobre qué sonidos pueden combinarse de qué manera. La fonología está estrechamente relacionada con la fonética, salvo que la fonética se refiere a los sonidos que se producen realmente en una lengua, en lugar de a las reglas que rigen los sonidos.
Los resultados de la fonología generativa pueden verse en la forma en que una palabra deriva de otra en una lengua. En inglés, por ejemplo, el prefijo “in-” se aplica a menudo a una palabra raíz para negarla. En algunos casos, sin embargo, la combinación de este prefijo y los sonidos iniciales de la raíz produce una combinación de sonidos que viola las reglas de la fonología inglesa, por lo que el prefijo o la raíz se modifican de alguna manera. La palabra “material”, por ejemplo, se convierte en “immaterial” con el prefijo “im-” en lugar de “in-“, porque la pronunciación [inma] no está permitida. En algún momento, los hablantes de la lengua inglesa modificaron esta palabra para que se ajustara mejor a las reglas de su fonología.
El papel del contexto social en la adquisición de una segunda lengua
Una característica importante de todas las lenguas humanas es que los enunciados significativos que utilizamos para comunicarnos verbalmente están formados por un pequeño número de elementos básicos, un puñado de sonidos, consonantes y vocales, que, por sí solos, carecen de significado. Así, por ejemplo, en la palabra española sopa reconocemos cuatro sonidos distintos o FONEMAS, s-o-p-a. Son los mismos sonidos que, en diferentes órdenes, se utilizan para producir las palabras paso y sapo. Es importante darse cuenta de que estos sonidos no poseen ningún significado en sí mismos. La palabra española sopa significa ‘sopa’, pero el sonido /s/ no significa nada. Aunque sopa, paso y sapo utilizan los mismos cuatro sonidos de la lengua española, no comparten ningún rasgo de significado. Lo fundamental de los fonemas es que son contrastivos. Si sustituimos un fonema de una palabra por otro distinto -o cambiamos el orden de los fonemas en la palabra- ya no tenemos la misma palabra.
Las lenguas individuales, por supuesto, varían en los sonidos específicos que utilizan, pero el número de sonidos contrastivos en una lengua es siempre pequeño, si tenemos en cuenta el número de palabras, el tamaño del vocabulario que se construye juntando estas consonantes y vocales en diferentes combinaciones. En español sólo hay cinco fonemas vocálicos y menos de veinte consonánticos -el número exacto depende del dialecto-. El inglés tiene un inventario consonántico ligeramente mayor (veinticuatro aproximadamente) y más del doble de fonemas vocálicos que el español.1